Que alguien me lo explique, por favor.
Que alguien me explique por qué extraña razón podemos
cambiar de opinión tan deprisa. Por qué lo que un día te parece maravilloso, al
día siguiente ni siquiera te interesa.
Que alguien se lo pregunte y me conteste. ¿Por qué dejaste
de hacer eso que tanto te gustaba, que tan buenos momentos te traía? Dime, ¿por
qué?
Pero lo que es más cruel, ¿por qué dejaste a un lado a esa
persona a la que el día anterior dijiste que te daba las mejores sonrisas?
Nunca entenderé esto. En mi opinión, todo sucede por una
causa. Y si todo tiene una causa y yo estoy aquí pensando por qué perdiste el
interés en mí, pienso que simplemente podrías habérmelo dicho. Eso nos hubiera
ahorrado muchos disgustos. No es tan difícil ser sincero, ¿sabías? Nunca te
pedí que me dijeras nada de lo que quería oír. Nunca te pedí ni una palabra de
cariño ni un buenos días. Y si en ese momento lo hiciste, dime, ¿por qué ya no?
Extraño, el ser humano. Ese mismo que busca una explicación
para todo y a la vez nunca es capaz de darla cuando otro se la pide. Muchas
veces me he preguntado por qué me entrego tanto a los demás. Después miro a mi
madre que, por qué no decirlo, me parece la mejor persona del mundo, y lo
entiendo todo. Ella que antepone a todos los demás y que siempre busca que nos
sintamos bien. Su risa, sus comentarios. ¡Y todavía me extraño cuando mis
amigos quieren venir a mi casa solo por verla a ella! Pues eso, que la miro y
lo entiendo. Entiendo por qué me entrego, y es que ella me ha enseñado que
entregarnos es lo que nos hace buenas personas. Pero nunca me dijo que los
demás no lo harían. No me ha enseñado que el mundo es egoísta, supongo que será
porque ni ella misma lo quiere ver así.
Y así seguiré, sin entender nada de lo que pasa, ha pasado y
pasará.
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