16 de diciembre de 2010



Es ese preciso momento en el que no te falta nada, que estás feliz con todo. En el que nos miramos y nos contagiamos nuestra propia felicidad sin pensar en nada más, en nada de lo que está a nuestro alrededor, porque sólo estamos tú, yo y las estrellas. Pero hay algo que puede acabar con ese momento que ha conseguido reponer tu sonrisa, el tiempo. Luchamos constantemente contra él, buscando cinco minutos o dos segundos más de los momentos perfectos y queriendo borrar horas o días que soñamos con no haber pasado. Pensamos en cómo poder pararlo, o rebobinar nuestra vida un poco hacia atrás.
Pero él lo puede todo, puede dar vida y quitarla, puede hacernos crecer, reír y llorar; y cuando decimos para siempre sabemos que un para siempre tiene fronteras, será hasta que el tiempo lo permita. 
Por eso, mientras tenga la oportunidad de hacerlo, quiero invertir mi tiempo contigo, en reírnos, en conocernos, en esperarnos, querernos, crecer juntos... Pasar nuestro tiempo haciéndonos felices.